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Jesús Ferrero :: A bukott angyalok

Márta Pávai Patak
Novelas espanolas contemporáneas

A la pregunta que planteo, contesto enseguida con otra pregunta. Al hablar de literatura espa?ola, ?de cuántas literaturas hablamos?

Antes que nada tengo que aclarar que la pregunta se refiere a Espa?a, ya que en Hungría por literatura espa?ola se suele entender –equivocadamente– toda la literatura escrita en castellano. En caso de no referirnos a Espa?a, se recomienda recurrir al término de literatura hispanoamericana o iberoamericana (tal como lo hiciera László Scholz en su historia de la literatura publicada el a?o pasado).

De manera que en nuestro caso la pregunta se refiere a Espa?a, nada más. Al hablar de literatura espa?ola, ?de cuántas literaturas hablamos? Ya que no debemos olvidar que el territorio de Espa?a conviven al menos cuatro literaturas nacionales: la espa?ola, la catalana, la vasca y la gallega. Junto a la literatura espa?ola, la catalana también cuenta con una antigua tradición y con numerosos documentos escritos de gran antigüedad. Tengo que aclarar con todos mis respetos y admiración, que yo no me ocupo de la literatura escrita en catalán por la sencilla razón de que forma parte la literatura catalana y, además, no hablo el catalán. Sin embargo, debo mencionar a autores catalanes que sólo escriben en castellano.

En cambio, sobre los vascos y los gallegos tengo que hablar, pese a que tampoco hablo ni vasco ni gallego, debido a que por su cantidad estas literaturas no llegan a la catalana. (Al que quiera saber más sobre el tema, le recomiendo leer el artículo de Éva Cserháti en el número de abril de la revista Könyvhét.) No es una cuestión sencilla, pero a modo de resumen podemos decir que aquí y ahora por literatura espa?ola entendemos toda literatura escrita en Espa?a, con la salvedad de la catalana.

?Cómo es la literatura espa?ola contemporánea al que se tiene acceso en Hungría?

Si me empe?o en meter las tendencias literarias espa?olas en categorías claramente diferenciadas –simplemente para poder hablar de ellas, porque en el plano profesional cedo esta tarea a los historiadores de la literatura–, entonces diría que hay dos grupos fundamentales: las obras típicamente espa?olas y las que no lo son. En el primer grupo incluyo las creaciones que no se podían haber escrito en ningún otro país, que sólo pudieron surgir en Espa?a. Dentro de esta categoría podrían hacerse tantas divisiones como literaturas nacionales existen en Espa?a. Las obras del segundo grupo –lógicamente– podían haber nacido en cualquier otro país.

Por mi parte, en el primer grupo incluyo las obras que se integran en la literatura espa?ola que podríamos llamar tradicional, las creaciones escritas en un castellano muy castizo, en vasco y en gallego, muy apegadas a la tierra, basadas en tras tradiciones cuentistas del campo, que prácticamente se funden con la tierra. Son las obras que tienen como precedente el Quijote, la novela picaresca, las leyendas vascas y gallegas, la tradición oral, la mitología celta.

Una pregunta que surge sobre la marcha: ?cuántos autores así puede conocer el lector húngaro aficionado a la literatura de otros pueblos?

Mi respuesta también es breve: a muy pocos. (Tengo que aclarar que me refiero a la literatura, y dejo fuera de este conjunto la literatura de evasión y los géneros más livianos.) Los pocos que le ofrecen. Lo que ofrecen al lector húngaro exigente y abierto al mundo.

Puede conocer a dos, siempre y cuando se haya cruzado con libros de Luis Mateo Díez y de Eduardo Mendoza. La fuente de la edad fue publicado por la editorial Ulpius-ház y La ciudad de los prodigios por Európa. La primera obra la traduje yo, la segunda fue traducida por Zsuzsa Tomcsányi. Ambos autores tienen novelas, mejor dicho, casi todas sus novelas –aunque no sean las dos que se han traducido al húngaro, al menos en el caso de Mendoza– sólo podrían ser obra de autor espa?ol. Me refiero a lo antes dicho, el Quijote, la novela picaresca, el lenguaje basado en la tradición oral.

Además de ellos, podrían mencionarse en este grupo ciertas obras del vasco Bernardo Atxaga, del gallego Manuel Rivas, de quienes hasta el momento en húngaro sólo hemos podido leer poemas y relatos breves. De ahora en adelante, el público húngaro ya tiene al alcance una novela de Atxaga, El hombre solo (editorial Patak Könyvek, colección Spanyol Elbeszélõk) y es de esperar que próximamente aparezca alguna obra de Manuel Rivas.

Luego está la otra categoría tan arbitrariamente trazada por mí, la de «no pareces espa?ol». La expresión la tomé prestada de Javier Marías (ver ensayo publicado en Magyar Lettre, verano de 2001), en la que podemos incluir al propio Javier Marías. Se han traducido al húngaro tres novelas suyas. En la editorial Magyar Könyvklub apareció Los dominios del lobo (traducción de János Benyhe, 2000), la editorial Európa publicó Corazón tan blanco (traducción de Yvonne Mester, 1998), y Ma?ana en la batalla piensa en mí (traducción de Márta Pávai Patak, 2000). Al parecer en Hungría Javier Marías no ha tenido tanto éxito como, pongamos por caso, en Alemania, para mencionar un país de mayores dimensiones, pero tampoco cosechó tanto éxito como en Grecia, para mencionar a un país similar al nuestro. Partiendo de la base de que desde 2000 no ha aparecido ninguna obra suya en Hungría, podemos dar crédito a esta afirmación. Sin embargo, si me baso en mis propias fuentes, entonces tengo que desmentirlo. Los lectores que yo conoczco gustan de Marías y esperan la aparición de nuevas obras suyas en húngaro. Tal vez sean pocos, pero los hay.

El a?o pasado la editorial Magvetõ publicó la novela Rabos de lagartija de Juan Marsé y con el título de Canciones de amor en Lolita's Club ya está en el mercado otro libro del mismo autor (ambas traducidos por Éva Dobos), lo que tiene mucho mérito, ya que el autor catalán que escribe en castellano es una figura importante de la literatura espa?ola y esperamos que la serie no se acabe aquí. Ojalá aparecieran sus obras anteriores. Bueno, al menos una de las anteriores.

Junto a Javier Marías y Juan Marsé no podemos dejar de mencionar a Enrique Vila-Matas, uno de los escritores más emblemáticos de Espa?a, muy celebrado tanto en toda Hispanoamérica como en Francia y de quien –según está previsto– en el próximo oto?o aparecerá un libro gracias a la editorial Geopen (traducción de Márta Pávai Patak), concretamente Bartleby y compa?ía, que es una novela-ensayo excepcional: el compendio de escritores que por alguna razón han dado la espalda a la literatura y no están dispuestos a volver a agarrar la pluma.

(En 2002 la editorial Nemzeti Tankönyvkiadó publicó la Breve historia de la literatura espa?ola escrita por tres autores (traducción de Yvonne Mester y Márta Pávai Patak), en que aparece la gran mayoría de estos escritores.)

Retrocedamos en el tiempo y pasemos revista a las obras de literatura espa?ola traducidas al húngaro: ?existe alguna estrategia o las obras aparecen si mayor lógica?

Sí. Quiero decir que la respuesta a esta pregunta es sí y no.

En 1960 apareció La Colmena del Premio Nobel Camilo José Cela editada por Európa, en 1966, en 1976 otra novela La familia de Pasucal Duarte, luego… en 1991 La insólita y gloriosa haza?a del cipote de Archidonia. Pues sí. Pero sigamos adelante. En 1962 apareció Hordalék de Juan Goytisolo, la tercera parte de una trilogía. Luego en 1964 La isla, Luego nada. Eso que Goytisolo disfruta de buena salud, no se ha sumido en el silencio y su obra se traduce a otros idiomas. Pero no al húngaro. Si Magyar Lettre Internationale no publicara cada cierto tiempo alguno de sus excelentes ensayos, el lector húngaro podría creer con toda razón que Juan Goytisolo ya no está entre los vivos, al igual que Cela. Y, para terminar, en 1976 apareció la novela Paulina de Ana María Matute. Continuación no ha habido. Eso que Matute también ha escrito unas cuantas obras desde entonces. No hace falta tener mucha imaginación para constatar que en «aquella época» la edición de libros sí que siguió ciertas pautas, sin embargo, desde entonces, ni eso.

Javier Marías es el único escritor que tiene nada menos que tres novelas traducidas al magiar. Javier Tomeo, dos Amado monstruo (editorial JAK-Jelenkor, 1995), El crimen del cine Oriente, Fiesta, 1999, ambas traducidas por Yvonne Mester). Julio Llamazares tiene dos (La lluvia amarilla Európa, 2000) y Luna de lobos, Ulpius-ház, 2004), Eugenia Rico, dos (Los amantes tristes y La muerte blanca, 2001 y 2004, respectivamente, ambas publicadas por Ulpius-ház y traducidas por Márta Pávai Patak). También apareció una colección de relatos de Juan José Millás con el título de Ella imagina en 2002 en Könyvklub (traducción de Csaba Csuday), pero desde entonces nada. Apareció una sola novela (El invierno en Lisboa de Antonio Mu?oz Molina en 2003, en Ulpius-ház, traducida por Yvonne Mester. Desde entonces no hay ningún otro libro de Antonio Mu?oz Molina en el mercado húngaro. Por mucho que lo piense, no lo entiendo. En la República Checa y en Bulgaria gusta, pero en Hungría, al parecer no. Lo sé muy bien, ya que en 1998 confeccioné una lista para llevar a distintas editoriales. Antes había examinado el mercado librero de los países vecinos y también el griego –que más o menos me resulta familiar–, para averiguar qué obras básicas de la literatura espa?ola tenían traducidas y si resultaban populares los autores incluidos en mi lista. Pues seguimos a la zaga de los griegos. En el transcurso de seis a?os logré colocar en editoriales seis libros –dos de ensayos y cuatro novelas–. Sigo a la espectativa, a ver cuándo publicará Ulpius-ház Bariloche, la novela cruel y hermosa de Andrés Neuman, que prometieron publicar en 2002. Los libros iban desapareciendo de mi lista con enorme lentitud y luego en 2004, cuando el libro de Bernardo Atxaga fue rechazado por varias editoriales, me cansé. Decidí tomar la iniciativa y poner en marcha la serie de los Narradores Espa?oles (Spanyol Elbeszélõk), cuyos tres primeros títulos acaban de aparecer. Según tengo previsto, cada a?o se publicará un título clásico del siglo XX, una de hace unos decenios y otra contemporáneo. Al igual que esta primera vez.

«…la presencia de la literatura extranjera contemporánea en Hungría húngaro es lamentablemente escasa. (…) Hay que decir, sin embargo, que no toda la responsabilidad ha de atribuirse a los filólogos modernos. No quiero entrar en los detalles de la eventualidad de la publicación de las obras de la literatura mundial y tampoco sé en quién recae la responsabilidad de que en los últimos dos o tres lustros –con la salvedad de dos nombres consagrados (García Márquez y Vargas Llosa)– prácticamente se dejó de traducir a autores latinoamericanos y los literatos húngaros desconocen el 95 por ciento de las grandes novelas posteriores a 1945 (obras de Cabrera Infante, Donoso, Onetti, Pi?era, Sarduy, Lezama Lima, Fuentes, Roa Bastos, Puig, la Rayuela (?1955!) de Cortázar…» –afirma Tamás Bényei. Saco de su contexto su afirmación que no pone el ejemplo de la literatura espa?ola, sino la latinoamericana, mucho más conocida en Hungría; lo hago porque menciona una palabra clave –que le agradezco mucho a Tamás Bényei–: naturalmente me refiero a la palabra responsabilidad…

Sí, pero ?la responsabilidad de quién?

Me acuerdo que en la edición de 2002 de la feria de libro de Praga se me clavó en la memoria lo que dijo un editor de Los Ángeles: las grandes editoriales tienen la obligación moral de publicar las obras de alta calidad literaria. Ya sé que se trata de una ingenuidad, pero estoy convencida de que todas las literaturas nacionales tienen unas obras básicas que tienen que ser traducidas para poder hablar de literatura mundial.

Alguien ha de representar la literatura de una nación, que haga prevalecer sus ideas pese a todas las adversidades y que obedezca a criterios más sublimes que las leyes del mercado. ?Con qué se sustentará mientras? Eso no lo sé y ahora tampoco tiene importancia.

Por fin hay que formular la pregunta clave: el hecho de que Espa?a sea el país invitado del Festival del Libro de Budapest en el a?o 2006 ?dará impulso a la literatura espa?ola en Hungría?

Esperemos que sí. No pretendo herir a nadie, ni mucho menos, pero no puedo dejar de mencionar un detalle mínimo. Ya al principio había constatado que sólo me referiría a la alta literatura, dejando de lado incluso las obras de evasión de mayor calidad. Entonces, ?a qué nos referimos? Hablando de literatura espa?ola, entre los libros publicados para el Festival del Libro tenemos uno de Juan Marsé (Magvetõ), uno de Carmen Laforet, uno de Bernardo Atxaga y uno de Nuria Amat (los tres Patak Könyvek) –al menos de lo que yo tengo noticia– y la novela del ilustre invitado del Festival, Jorge Semprún, cuyo nombre escrito así, según la ortografía espa?ola, apenas se concoce en Hungría; la obra de Semprún se conoce más bien como parte de la literatura francesa, ya que el autor sólo escribió en castellano la novela Veinte a?os y un día, publicada por Európa (traducción de Ferenc Pál). No está nada mal.

De todas formas, se ha dado un gran paso hacia adelante invitando a Espa?a y darle la oportunidad de presentarse –por fin– independientemente de la literatura hispanoamericana.

Traducción de Mária Szijj


 
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